Endorfina

¡Despierta al campeón que llevas dentro!

ATENAS 2004 y Chile hasta ese momento nunca había obtenido un oro olímpico. El escenario se repetía, pero el tenista Nicolás Alejandro Massú Freid, conocido a partir de ese momento como “El Gladiador” se afirmó el elástico de sus pantalones y jugó un torneo glorioso donde se convirtió en el primer chileno doble campeón olímpico.

La historia se pintó así.

Hijo de padre libanés y madre judía, nació en Viña del Mar, el 10 de octubre de 1979. Desde muy pequeño jugó en Villa Alemana, incentivado por su abuelo húngaro Ladislao Fried. Siempre destacó por su espíritu de LUCHA que lo llevó a perfeccionar su juego día a día.

De la quinta región de Valparaíso, saltó a la academia de Nick Bollettieri en Estados Unidos y luego a España. Entrenó en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona y destacó en la fase juvenil en singles y duplas con Fernando González, el Bombardero de La Reina.

A mediado de los ’90 se profesionalizó y prontamente figuraba entre los 20 mejores del Mundo, para muchos no tenía más proyección que esa, más cuando sus antecesores eran grandes como Roger Federer o Andy Roddick. Pero en silencio, el Vampiro siguió forjando su destino y clasificó a los Juegos.

Venía de jugar en arcilla y en Atenas la cancha era de cemento muy rápida, le faltaba tiempo para acomodarse. Esto pudo ser un problema. Sin embargo, se enfocó en los entrenamientos y empezó a derribar a sus adversarios. El brasileño Gustavo Kuerten, afuera. Los norteamericanos Vicente Spadea y Taylor Dent, adiós. Igor Andrev a Rusia. Carlos Moya, chao. Invicto llegó a la final, con mucho sueño y el cuerpo contracturado, pero sacó fuerzas y en una dramática victoria ganó al norteamericano Mardy Fish 6-3, 3-6, 2-6, 6-3 y 6-4.

La pelea fue hasta el final, se sentía como Rocky contra Iván Drago. Antes de empezar el último set se mojó la cara y se dijo “anda y LUCHA hasta el final, hasta morir”. Jugó con mucha visualización de las personas, algo que le enseñaron los sicólogos desde chico y cuando se propúso ganar aún cuando el partido se extendiera 3 horas más, bastó convencerse de sus capacidades para la victoria.

La primera reacción que tuvo el tenista, una vez terminado el partido, fue abrazar a Fernando González. El día anterior habían ganado la medalla de oro en duplas y Chile, de no haber tenido ni un oro pasó a tener dos de una vez.