Endorfina

¡Despierta al campeón que llevas dentro!

Durante 1960, diecisiete países africanos recuperaron su independencia tras décadas de colonización europea. Y en los Juegos Olímpicos, que se celebraron en Roma ese año, aún  eran visto con curiosidad los atletas negros de África. Entre ellos Abebe Bikila, un etíope delgado y alto inscrito entre los 35 participantes de la Maratón, prueba de larga distancia que recorre 42 kilómetros con 195 metros.

Bikila, no tenía experiencia fuera de su país, era un completo desconocido, pero como entrenaba en su aldea a 2.470 metros sobre el nivel del mar, tenía gran resistencia muscular y sorprendió con una carrera donde batió los tiempos y superó al soviético Sergei Popov, a quien todos apostaban como el favorito.

Dos horas, 15 minutos,  16 segundos y 2 décimas corriendo a pies descalzos le dieron la victoria a este atleta que se convirtió en el primer etíope, en el primer africano, en conseguir una medalla de oro olímpica.

Bikila, se convirtió en un héroe para los africanos, en plena efervescencia de la independencia cumplió un papel revulsivo para los occidentales y se mostró tal cual, como un atleta orgulloso de su pobreza y con la misma nueva fuerza de su continente.